Arquitectura de Lucien Kroll

28/10/2022

Los amantes de la arquitectura tienen el nombre de Lucien Kroll en un lugar destacado dentro del “parnaso” de grandes artistas del diseño de edificios. Fallecido el 2 de agosto de 2022, este arquitecto belga es uno de los grandes maestros contemporáneos y al él —que trabajó junto a su esposa Simone Kroll toda su vida— se debe la creación de un nuevo enfoque constructivo, la arquitectura participativa, con la que se opuso a las tendencias modernistas de su época.

Y su legado es imprescindible para comprender cómo funciona una casa pasiva (donde se busca el mayor confort para el usuario con el mínimo gasto energético) y muchas otras de las tendencias arquitectónicas que hoy tienen lugar en cualquier punto de España, desde Galicia hasta Murcia.

Con obras que jamás desaparecerán de la mente del imaginario colectivo, Lucien Kroll es dueño de una vida tan apasionante como la de cualquier otro genio. Conocer su biografía, su filosofía de vida y de trabajo y algunos de sus mejores proyectos es como entrar de lleno en una excelente novela en la que el personaje principal es absolutamente magnético.

Lucien Kroll

Biografía

El adjetivo “discreto” es el que mejor podría aplicarse al que hoy en día se conoce como uno de los arquitectos más brillantes y destacados de cuantos han trabajado durante el siglo XX.

Lucien Kroll nació en Bruselas en 1927 en el seno de una familia asentada y de clase media. Sus padres —él ingeniero, ella, enfermera— apostaron porque su hijo creciera vinculado al mundo profesional a través de la formación, considerada necesaria y muy útil por sus progenitores.

Gracias a ello, el joven Kroll se interesó por los estudios, matriculándose en la prestigiosa Escuela Saint-Luc de Lieja, donde trabó una intensa amistad con Charles Vandenhove, a cuyo estudio de arquitectura se sumó tras finalizar sus estudios. Ambos colaboraron estrechamente durante años que fueron cruciales en la creación del concepto de arquitectura participativa de los Kroll.

El amor aplicado a la arquitectura

La llegada del amor terminó por confirmar el destino profesional de Luicen. En 1956 conoció a Simone Pelosse, una ceramista de fama a la que pronto le declaró su amor. Convertidos en matrimonio, juntos fundaron el Ateliar D’architecture Simone y Lucien Kroll, con el que ambos hicieron frente al movimiento modernista en un intento de hacer una arquitectura orgánica, lejos de los planes gubernamentales y puesta al servicio de la población.

Durante tres décadas —del 1960 al 1990—, los planteamientos del estudio Kroll fueron muy seguidos por una pequeña escuela de profesionales convencidos de que había, en sus trabajos, una brillante mirada inédita hasta el momento.

Filosofía y arquitectura

Participación, escucha y colaboración. En estos tres pilares se basa la arquitectura de Lucien Kroll. El artista consideraba que los arquitectos basaban su trabajo en una relación de poder respecto al pueblo, al que le imponía sus ideas con el objetivo de construir una obra artística a la que el ciudadano tendría que adaptarse.

Kroll cree firmemente que su labor debe ser frontalmente contraria: «La arquitectura no es un “espectáculo” sino uno de los componentes de nuestro mundo, es un vínculo empático entre los humanos», dejó escrito, en la que parece la más clara manifestación de su voluntad artística y profesional.

¿Cómo llevaba a la realidad este pensamiento filosófico? Implicando a las personas que iban a ocupar sus construcciones en el proceso de diseño. No es el arquitecto, ni tampoco los gobernantes, quien tiene que decir a las personas cómo deben ser los espacios donde deben vivir, trabajar o estar.

El resultado son espacios basados en una anarquía positiva, donde los edificios se convierten en espacios vivos y orgánicos, adaptados a las necesidades de sus usuarios. Palabras como colectividad, interconexión, vida… están en la base de todo su trabajo.

Sus mejores proyectos

Pese a no haber sido uno de los autores más destacados del momento, su influencia sí es evidente para muchos arquitectos que, hoy día, vuelven su mirada hacia una concepción más ecológica, responsable y poco invasiva.Nuestras casas pasivas tienen mucho que ver con algunos de los mejores proyectos de Lucien Kroll.

The Oury House

The Oury House es uno de los trabajos más icónicos del arquitecto. Forma parte de la primera etapa de trabajo de este artista, y está diseñada como una casa unifamiliar basada en la madera, el material que trabajaba el Sr. Oury.

Pensada con una estructura en L, destaca no solo por su estética, sino porque esta responde exactamente a las necesidades de sus habitantes.

La Mémé

Ubicada cerca de la facultad de Medicina de Lovaina, La Mémé está concebida como una residencia para estudiantes. Para el diseño, Kroll trabajó mano a mano con los propios aspirantes a doctores y doctoras.

Es uno de los edificios más icónicos de la arquitectura participativa: desde fuera, el edificio parece realizado a base de «costuras» de otros edificios, creando así una personalización de lo colectivo.

ZUP Perseign

La ciudad de Aleçon, en Normandía, tiene el honor de lucir la tercera de las obras más icónicas de Lucien Kroll: el ZUP Perseing. Esta zona de urbanización prioritaria se reformó por completo para alojar hasta 6500 habitantes en 2300 viviendas de muy distintas naturalezas.

De nuevo, fueron las necesidades de las familias las que determinaron la forma final del espacio: fórmulas para reducir la velocidad del tráfico, mejora de zonas peatonales y espacios comunitarios son los puntos más destacados del trabajo.

Resumen de la entrevista a Lucien Kroll: «Es más importante ser contemporáneo que moderno»

El periodista Carlos Verdager entrevistó, en 1998, a Luicen Kroll para el suplemento cultural del diario El País.

En esta charla, el arquitecto defendió ideas como la de que los profesionales de su sector siguen empeñados en no escuchar a los usuarios de los espacios y trabajar para sí mismos.

Pese a ello, el artista puso en valor la figura del arquitecto como un profesional fundamental para el crecimiento responsable de los grandes núcleos urbanos, que ya hace 20 años se estaban convirtiendo en la única opción para muchas personas que deseaban prosperar.

Por último, se atreve a afirmar que la arquitectura de Lucien Kroll no es vanguardista, porque la vanguardia es solo una cáscara de modernidad, sino contemporánea, ya que en su trayectoria se ha esforzado por escuchar el hombre y a la mujer de hoy, por comprender sus necesidades y deseos e integrarlos en cada uno de los muros de sus edificaciones.

Noticias relacionadas: