La arquitectura inteligente está revolucionando la forma en la que los edificios son diseñados y construidos. Procurando la máxima eficiencia tanto en el consumo energético como en el empleo de materiales de construcción.
El resultado son edificios confortables, que ofrecen una mayor calidad de vida a sus habitantes o usuarios, y que se encargan de cuidar del medio ambiente. Por tanto, de este tipo de arquitectura nos beneficiamos todos.
¿Qué es la arquitectura inteligente?
Este término hace referencia a una rama de la arquitectura que emplea tecnologías avanzadas para mejorar la eficiencia, la comodidad y la sostenibilidad del entorno. Va un paso más allá de la funcionalidad y la estética de los edificios, incorporando sistemas y dispositivos inteligentes que permiten optimizar el uso de recursos y la interacción con el entorno.
En realidad, la arquitectura siempre ha tendido a hacer el mejor uso posible de la tecnología para volverse más eficiente. Ya en el Antiguo Egipto se utilizaban técnicas avanzadas para cortar y mover los bloques con los que se construían las pirámides. Pero ha sido el desarrollo del software lo que ha facilitado hacer diferentes pruebas hasta dar con la forma más eficiente de construir.
En un momento en el que la eficiencia energética de los hogares y el ahorro en el consumo de recursos naturales se vuelve más importante que nunca, la perspectiva de crecimiento de la arquitectura inteligente es notable. Se estima que, en 2025, algo más del 21 % de las casas diseñadas a nivel global incorporarán ya estructuras inteligentes.
Ventajas de los edificios inteligentes
La edificación sostenible e inteligente no es ninguna moda pasajera, es una auténtica necesidad si queremos paliar los efectos del cambio climático.
Por suerte, poco a poco los beneficios de la arquitectura inteligente se van haciendo cada vez más conocidos para el gran público:
Sostenibilidad
Arquitectura inteligente y eficiencia energética son dos conceptos estrechamente relacionados. Porque es el uso de la tecnología aplicada a la construcción la que da lugar a edificios con un consumo menor en iluminación y calefacción en comparación con las edificaciones tradicionales.
La tecnología es capaz de ajustar el consumo de luz y de climatización a las necesidades reales de cada momento, y hacerlo de forma automática, tomando las decisiones empleando una base de datos. De esta forma, estos edificios emiten menos emisiones nocivas a la atmósfera.
Ahorro económico
Cuanto más se controle el consumo energético, más se va a conseguir reducir la factura eléctrica. Por otro lado, también se consigue ahorro si se limita el consumo de agua.
El uso de sistemas como termostatos digitales o la grifería inteligente permiten que el gasto en suministros se reduzca.
Confort
Ahorrar en luz, agua y climatización no implica que haya que renunciar al confort. En los edificios desarrollados basándose en la arquitectura inteligente ocurre justo lo contrario.
Porque la tecnología permite programar la vivienda de acuerdo con las necesidades específicas que tienen sus habitantes.
Seguridad
La tecnología se aplica también al campo de la seguridad, especialmente en materia de control de accesos. Por ejemplo, con sistemas de código para la entrada a los edificios o videoporteros que permiten ver quién hay al otro lado de la puerta.
Accesibilidad
Los edificios diseñados en base a la arquitectura inteligente tienen muy en cuenta las necesidades específicas de las personas con movilidad reducida. Adoptando medidas que fomentan la accesibilidad y la autonomía de todos los usuarios, como sistemas electrónicos de apertura y cierre de puertas.
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