La vivienda
pasiva y
el estándar
Passivhaus

Una vivienda pasiva (o Passivhaus, término original alemán) es aquella diseñada, construida y certificada según el estándar alemán Passivhaus. Dicho estándar combina los recursos propios de la arquitectura bioclimática con los más estrictos criterios de sostenibilidad ambiental, dando lugar a edificios más saludables que las construcciones tradicionales y altamente confortables, todo ello con la máxima eficiencia energética.

Estas edificaciones no precisan ningún sistema de calefacción/refrigeración convencional, ya que están concebidas para aprovechar al máximo la energía solar, así como el calor que emiten los aparatos domésticos (dispositivos eléctricos y electrodomésticos) y las personas que las habitan. De este modo, la demanda de calefacción/refrigeración necesaria es prácticamente nula, llegándose a reducir hasta en un 90 % respecto a las viviendas de construcción tradicional. Por ello, la baja demanda de energía primaria (calefacción/refrigeración, agua caliente y electricidad) puede ser cubierta, fácilmente, con energías renovables (solar, aerotermia, geotermia, biomasa, etc.).

Los 5.
principios
básicos del
estándar
passivhaus:

1. Elevado aislamiento térmico

Todos los elementos de la envolvente del edificio (fachadas, cubierta y cimentación/solera) deben tener una transmitancia térmica lo más baja posible, de modo que se eviten las pérdidas de calor en invierno y las ganancias en verano, redundando en una más que importante disminución de la demanda de calefacción/refrigeración.

2. Ausencia de puentes térmicos

Si bien el cálculo de un adecuado espesor de aislamiento es fundamental, su continuidad a lo largo de toda la envolvente no lo es menos.

Además de la enorme penalización energética que suponen, ya sean lineales o puntuales, en estos debilitamientos de la envolvente térmica del edificio pueden producirse condensaciones superficiales y/o intersticiales, con sus consiguientes patologías asociadas como, por ejemplo, la aparición de hongos.

3. Puertas y ventanas de altas prestaciones

Sin duda alguna, las carpinterías son los elementos más débiles de la envolvente térmica del edificio y, a diferencia de los puentes térmicos, como es lógico, no pueden ser evitadas. Por ello, han de ser de primera calidad, con triple vidrio bajo emisivo y cámaras rellenas de gas argón, y tanto su ubicación como dimensiones deben ser minuciosamente estudiadas, de tal forma que se maximicen las aberturas al sur e, incluso, al este, reduciéndose a mínimos razonables los huecos en orientaciones norte y oeste.

De este modo, se favorece la captación de la energía solar necesaria para calefactar la vivienda en invierno, debiéndose colocar, precisamente, protecciones pasivas (toldos, pérgolas, porches, etc.) para minimizar la incidencia de la radiación solar sobre éstas en verano, evitando su calentamiento. Por otra parte, su correcta instalación en obra, dando continuidad al aislamiento térmico, es primordial.

4. Puertas y ventanas de altas prestaciones

Se establece una tasa de renovación del aire de los espacios interiores de, aproximadamente, un tercio de su volumen cada hora, de modo que el flujo de aire circule de forma continua desde los locales secos (comedores, dormitorios y salas de estar) a los húmedos (cocinas, cuartos de baño y aseos).

Por ello, con el uso de la ventilación mecánica controlada es posible, a través de un recuperador de calor de alta eficiencia (hasta un 90 %), aprovechar una gran parte de la energía del aire interior climatizado que se renueva para acondicionar (calentar en invierno o enfriar en verano) el nuevo aire que se impulsa desde el exterior, pero sin mezclar el aire de ambos circuitos. Con esta instalación no sólo se reduce, nuevamente, el consumo energético, sino que también se mejora y garantiza la calidad del aire interior, al incorporar el recuperador de calor unos filtros que minimizan el nivel de contaminantes.

5. Hermeticidad

Con el fin de evitar una disminución del confort interior (temperatura y calidad del aire), la generación de posibles condensaciones y la bajada del rendimiento del recuperador de calor, es fundamental la estanqueidad, de modo que no existan filtraciones ni fugas de aire no deseadas en la vivienda.

A tal efecto, se hace necesario sellar todas y cada una de las uniones entre los distintos materiales empleados en la construcción, lo cual contribuye, además, a mejorar de forma considerable el aislamiento acústico de la vivienda.

1.Elevado aislamiento térmico
2.Ausencia de puentes térmicos
3.Puertas y ventanas de altas prestaciones
4.Ventilación mecánica con recuperación de calor
5.Hermeticidad

Certificación
Passivhaus.

Para que una vivienda pueda ser declarada o reconocida como passivhaus es necesaria la obtención de la correspondiente certificación oficial que lo acredite.

Sólo así el cliente tendrá la garantía de que dispone de una vivienda que se ajusta a dicho estándar de construcción. Por ello, además de cumplir todos y cada uno de los 5 principios básicos expuestos, se deben verificar, en proyecto y obra, los siguientes criterios:

Demanda de calefacción

≤ 15 kWh/(m2a)

Demanda de refrigeración

≤ 15 kWh/(m2a)

Demanda de energía primaria

≤ 120 kWh/(m2a)

Carga de refrigeración

≤ 10 W/m2

Demanda de calefacción

≤ 15 kWh/(m2a)

Demanda de energía primaria renovable

≤ 60 kWh/(m2a)

Hermeticidad

≤ 0,6 renovaciones/h (valor con un diferencial de presión de 50 Pa)

COSTE Y RENTABILIDAD DE UNA CASA PASIVA

Si bien es cierto que el coste de construcción de una vivienda pasiva es ligeramente superior al de una tradicional, con un sobrecoste de entre un 8 y un 12 %, la diferencia es amortizable en el plazo de unos 8 a 10 años debido al ahorro energético alcanzado, estando la rentabilidad asegurada.

EXPERIENCIA PASSIVHAUS A LO LARGO DE LOS AÑOS

A pesar de poder parecer un concepto totalmente novedoso, lo cierto es que las primeras edificaciones de este tipo ya surgen en Alemania a principios de la década de los 90, extendiéndose en sus comienzos por los países del centro y norte de Europa, y estando actualmente expandidas por todo el mundo. No obstante, en el caso de España, el estándar Passivhaus no llega hasta el año 2009. En todos estos años de experiencia, el estándar Passivhaus no ha hecho más que reafirmarse, avalando todos sus beneficios con los resultados obtenidos.

EDIFICIO DE CONSUMO CASI NULO FRENTE AL ESTÁNDAR PASSIVHAUS

Según la Directiva Europea 2010/31/UE, de 19 de mayo de 2010, relativa a la eficiencia energética de los edificios, las nuevas edificaciones públicas construidas a partir del año 2018, así como todas las realizadas desde el 2020, deberán ser de consuno energético casi nulo (EECN), término más conocido por sus siglas en inglés nZEB (nearly Zero Energy Buildings).
En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE), de 17 de marzo de 2006, es el actual marco normativo en materia de edificación. Por ello, con su última actualización, de 19 de diciembre de 2019, modifica, entre otros, su Documento Básico DB HE, de ahorro de energía, dando cumplimiento a la Directiva 2010/31/EU y adaptándose, en consecuencia, al marco normativo europeo. Siendo así, todos los edificios construidos de acuerdo a sus bases y, por ende, prestaciones, serán de consumo energético casi nulo.
No obstante, y a pesar de haberse mejorado de una forma más que razonable el ámbito energético, el CTE sigue siendo un documento de mínimos frente al estricto estándar Passivhaus, el cual mantiene exigencias superiores en todos los parámetros.

Nuestras viviendas pasivas ecológicas

Llegados a este punto, y una vez que te hemos convertido en todo un experto en viviendas pasivas, desde Obras Gallaecia queremos manifestarte nuestro firme compromiso con el medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y, en definitiva, la conservación del planeta, sumándonos a la arquitectura sostenible. Por ello, queremos hacerte partícipe de nuestra apuesta por la construcción de casas pasivas ecológicas.

Nuestras viviendas, además de ser pasivas, están construidas con productos y materiales ecológicos, naturales y reciclables, libres de tóxicos, convirtiéndolas, sin lugar a duda, en lo que entendemos que serán las viviendas del futuro.