Preguntarse qué es la ventilación pasiva es algo perfectamente normal, porque este es un concepto del que estamos escuchando hablar cada vez con más frecuencia. Aunque en España nos resulta novedoso, lo cierto es que en otros países europeos como en Alemania las casas pasivas son una realidad desde hace muchos años.
La Unión Europea ha convertido la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente en uno de sus objetivos a conseguir a medio plazo, y esto va a implicar cambios a todos los niveles. Las ciudades tienen que hacer ajustes, las empresas tienen que hacer ajustes. De hecho, para conseguir las metas marcadas, hasta las casas tendrán que cambiar.
Las nuevas tendencias buscan Mejorar eficiencia energética de una casa, y para ello se trabaja en diferentes aspectos: mejores sistemas de aislamiento, tener muy en cuenta la orientación del inmueble, etc.
Todo esto ha acabado derivando en el concepto de casa pasiva, estrechamente relacionado con la ventilación pasiva. Porque esta última es capaz de conseguir que una vivienda sea confortable y, a la vez, eficiente desde el punto de vista energético.
¿Qué es la ventilación pasiva y cómo funciona?
Dado que en invierno hace frío y en verano calor, cuando estamos en casa necesitamos que esta esté a una temperatura óptima para que podamos realizar las tareas cotidianas y descansar con el mayor confort posible.
Sin embargo, a ninguno nos pasa desapercibido el hecho de que los aparatos de climatización tienen un papel importante en la factura energética. Cuanto más los usemos, más luz (y otros suministros como gas o gasóleo) vamos a consumir.
Por otro lado, está la ventilación, que es absolutamente necesaria para limpiar el aire del interior de la vivienda y renovarlo. Y ello, a pesar de que el aire exterior no siempre está tan limpio como debería, especialmente si vivimos en una ciudad con un alto nivel de contaminación.
El problema de ventilar una vivienda, especialmente en invierno, es que cuando abrimos las ventanas la temperatura interior de la casa se ve notablemente afectada. Cuando las cerramos, el interior está mucho más frío y debemos hacer un uso intensivo de la calefacción para recuperar una temperatura confortable. Esto supone un gasto extra que se suma a la factura energética.
Frente a este sistema que implica un consumo excesivo de recursos, se posiciona la ventilación pasiva.
Las casas pasivas incluyen este sistema de ventilación de alta eficiencia, que consigue renovar la calidad del aire sin necesidad de tener que abrir las ventanas. Además, aprovecha la energía generada por el aire al moverse por la casa para calentar el nuevo que entra a la vivienda. Todo esto da lugar a una casa con un ambiente saludable y una temperatura confortable. De forma estable, y sin necesidad de gastar más en climatización.
Funcionamiento de la ventilación pasiva
Estamos ante un sistema de entradas y salidas de aire que se ubican en puntos estratégicos de la vivienda y que cuentan con filtros para purificar el aire que llega desde el exterior.
El sistema de ventilación pasiva más empleado es el mecánico. Funciona a través de una serie de conductos que se encargan de extraer el aire de las habitaciones húmedas (la cocina y los baños), que se combinan con otros conductos que llevan el aire hacia las estancias secas. Así, la vivienda siempre disfruta de un aire limpio y purificado sin necesidad de estar abriendo las ventanas para ventilar.
Pero esta forma de ventilación de alta eficiencia va un paso más allá, porque contribuye a mantener una temperatura agradable en la vivienda durante todo el año.
El aire que está en nuestra casa puede estar viciado por llevar mucho tiempo en ella, pero tiene la particularidad de encontrarse a una temperatura lo suficientemente óptima como para que nos sintamos a gusto en la vivienda. El estándar Passivhaus entiende que desperdiciar este aire no tiene sentido, así que opta por aprovecharlo.
En un sistema de ventilación pasiva se lleva también a cabo una recuperación de calor. El aire interno, antes de ser expulsado al exterior cede su calor al aire nuevo que está entrando. Esto permite un aprovechamiento de la energía de entre un 50 % y un 90 % en función del sistema de recuperación utilizado, lo que se traduce en un importante ahorro en calefacción.
Cuando la temperatura externa es superior a la interna (en verano), el sistema funciona justo al contrario. El aire que entra cede su calor al que va a ser expulsado. De este modo, el que llega a las estancias está más fresco.
Sistemas de recuperación de calor
Este aprovechamiento de la energía del que estamos hablando se puede llevar a cabo mediante tres sistemas diferentes:
- Flujo cruzado: con conductos colocados de forma perpendicular unos a otros.
- Flujo paralelo: permite un mayor tiempo de interacción entre los conductos.
- Flujo rotativo: requiere de un motor para funcionar y acaba siendo menos eficiente.
El sistema de ventilación pasiva, combinado con un buen aislamiento, puede hacer que una vivienda esté a una temperatura óptima de confort tanto en verano como en invierno. En algunos casos puede acabar por eliminar la necesidad de recurrir a sistemas de climatización tradicionales. En aquellos supuestos en los que esto no es posible, se consigue reducir de forma notable el uso que se hace tanto de la calefacción como del aire acondicionado.
Saber qué es la ventilación pasiva nos ayuda a entender mejor en qué forma estos nuevos estándares de construcción pueden contribuir a que nuestra casa sea mucho más eficiente desde el punto de vista energético. Y lo mejor es que dan lugar a un importante ahorro en la factura energética sin que esto suponga perder confort en el hogar, porque más bien ocurre al contrario.