Los cerramientos herméticos son una de las mejores soluciones que se pueden encontrar cuando se busca aislar una vivienda tanto térmica como acústicamente, y también si se quieren ganar algunos metros cuadrados útiles más. No obstante, hay que tener en cuenta que hay diferentes tipos y que existen una serie de aspectos básicos que deben valorarse antes de elegir entre unos u otros.
¿Qué son los cerramientos herméticos?
Aunque disponer de algo de espacio abierto en casa siempre es bueno, hay circunstancias en las que se hace necesario renunciar a ello. Ya sea para ganar espacio útil en la vivienda, o porque se trata de una zona de la casa que no se usa demasiado y que resultará más práctica estando cubierta. Incluso porque ese espacio abierto está provocando que la vivienda sea más fría de lo que debería, o permite la llegada de ruido desde el exterior.
Los cerramientos herméticos son aquellos que se instalan para cubrir un espacio abierto (una terraza, un balcón, etc.). Con la particularidad de que, en este caso, la zona que ha sido cerrada ya no podrá volver a abrirse, quedará totalmente integrada como un espacio interior.
No obstante, también hay tipos de cerramientos herméticos en los que algunas de las partes se pueden abrir.
Lo que conseguimos al hacer una reforma de este tipo es mejorar la Hermeticidad de la vivienda, haciendo que esté mucho mejor aislada tanto del frío como del ruido. Es importante que el cerramiento sea bien hermético para evitar problemas como las corrientes de aire o la condensación.
Tipos de cerramientos herméticos
Cerramientos plegables
Es uno de los más habituales. Su funcionamiento es muy similar al de una ventana, permitiendo que el espacio pueda estar abierto o cerrado según las necesidades que se tengan en cada momento.
La ventaja añadida es que aquí las diferentes ventanas que componen el cerramiento no se abren, sino que se pliegan unas sobre otras, lo que da lugar a un gran ahorro de espacio.
Cortinas de cristal
Los cerramientos con cortinas de cristal pueden ser fijos o móviles. Se trata de auténticas paredes de cristal que carecen de perfiles entre ellas y que suelen utilizarse para cerrar porches o terrazas.
Al no haber perfiles, el cerramiento es mucho más natural, puesto que no hay nada que obstaculice la vista. El resultado es realmente estético. Además, el cristal se puede adaptar incluso a zonas curvadas o de relieve más irregular.
Cerramientos deslizantes
Son una combinación entre los plegables y las cortinas de cristal. Aquí sí hay perfiles integrados, por lo que conviene tener cuidado con los Puentes térmicos y escoger para esos perfiles materiales que no sean conductores.
Todas las láminas se mueven a través de una guía de un lado hacia el otro. Esto permite abrir o cerrar el cerramiento según las necesidades de cada momento, aportando un buen nivel de aislamiento con respecto al exterior.
El cerramiento puede tener forma de ventana, o incluso forma de puerta, si da acceso a un espacio exterior.
Existen muchos tipos de cerramientos y todos ellos pueden dar buenos resultados. Antes de decantarse entre uno u otro hay que asesorarse bien sobre cuál es el más adecuado para conseguir el resultado buscado.
Por otro lado, no hay que olvidar que tanto las comunidades de vecinos como los Ayuntamientos suelen tener normas sobre los cerramientos en viviendas. Así que conviene informarse sobre el tema y solicitar los permisos que sean necesarios, a fin de que la reforma sea totalmente legal.
Puntos más importantes de un acristalamiento para conseguir un buen aislamiento
Al cerrar un espacio exterior no solo se pretenden ganar metros cuadrados que puedan ser realmente útiles en la vivienda durante todo el año, también se persigue una función de aislamiento.
Tanto el vidrio como los materiales usados en la perfilería (cuando la hay) contribuyen a amortiguar el ruido procedente de la calle y también reducen la cantidad de frío que penetra en la vivienda. Sin embargo, no todos los cerramientos consiguen los mismos resultados con respecto al aislamiento.
La clave para acertar está en elegir muy bien el acristalamiento. Veamos qué es lo que hay que tener en cuenta en estos casos:
Empiece y terminación del sistema
Por muy hermético que sea el cerramiento, nunca es estanco del todo. Siempre tiene un principio y un final por el que pueden colarse el frío y el ruido. Por eso, es importante prestar especial atención a este tema.
Si el cerramiento tiene en su parte inicial y/o final una simple goma de silicona que lo une a la pared, o un sencillo ángulo de aluminio, no será todo lo hermético que debería. Lo ideal es que las esquinas cuenten con un perfil lateral que tenga forma de “U”, así como una goma terminal de sellado. Esta es la combinación perfecta para un máximo nivel de aislamiento.
Juntas de los perfiles inferior y superior
Lo recomendable es que haya juntas de protección en todos los perfiles, tanto en la parte exterior como en la interior. Pueden ser juntas de goma o de pelo especial, como las que se usan en las ventanas correderas.
Unión entre los listones
El listón es el perfil de aluminio al que se adhieren los cristales. En este caso es mejor que las terminaciones de los listones sean machihembradas, entrando unas dentro de otras.
Perfil expansor y perfil superior
Se usa en los sistemas colgantes para salvar los desniveles y regularizar el sistema. Si quedan holguras entre el perfil expansor y el perfil superior, se generará una entrada de aire que, además de reducir el aislamiento, puede acabar generando silbidos que resultarán muy molestos. En estos casos es importante que el perfil superior y el expansor estén bien ceñidos el uno al otro.
Los cerramientos herméticos permiten sacar el máximo partido posible a las estancias exteriores de la casa, convirtiéndolas en lugares que pueden aprovecharse durante todo el año. Pero para ello es necesario que el acristalamiento elegido sea de la máxima calidad y esté instalado de tal forma que aporte el mayor aislamiento térmico y acústico posible. El resultado, además de bonito, será un lugar confortable en el que poder pasar mucho tiempo.