El número de personas que se interesan por saber qué es la permacultura y para qué sirve, crece a medida que lo hace la preocupación de los seres humanos por el entorno natural y la apuesta por un estilo de vida más sostenible.
La arquitectura biofílica es una tendencia en auge, pero para disfrutar de un medio ambiente más saludable para todos no basta con adaptar las técnicas de construcción, también necesitamos espacios verdes, e integrar estos plenamente en las áreas en las que las personas viven y trabajan.
Historia de la permacultura
Para entender mejor la permacultura, qué es y para qué sirve, es necesario revisar un poco su historia.
En los años 70 del siglo pasado, algunos biólogos empezaron a hablar de que la agricultura, tal y como estaba planteada hasta ese momento, consumía más energía de la que generaba. Las soluciones que se plantearon a este problema se agruparon bajo el nombre de permacultura, un término que es la unión de las palabras agricultura y permanente.
A partir de los años 90, empieza a popularizarse la idea de que para conseguir que la agricultura sea más eficiente es necesario abordar previamente un cambio cultural. A día de hoy, la permacultura constituye un movimiento extendido por todo el mundo, que incluso ha evolucionado, dando lugar a lo que conocemos como permacultura urbana.
La permacultura es, por tanto, una forma de diseñar los espacios vitales naturales teniendo en cuenta su autonomía, su consumo energético, y también los puntos de vista ecológico, estético y armónico. Quiere la armonización e integración entre los paisajes en los que trabaja la gente produciendo comida, y aquellos en los que trabaja la gente generando otros productos o servicios.
Fundamentos de la permacultura
La permacultura está muy influenciada por la filosofía, ya que, al fin y al cabo, nos muestra una forma de vivir y de sentir la naturaleza, generando recursos de una forma mucho más sostenible y que beneficie al conjunto de la sociedad.
Los tres principios éticos en los que se basa son el cuidado de la tierra, el cuidado de las personas y el cuidado de los recursos (compartirlos de forma equitativa).
Los 12 principios de diseño de la permacultura
La permacultura no es algo limitado al campo, también se pueden llevar a cabo proyectos de este tipo en las ciudades, complementándose con técnicas y tendencias como la del edificio saludable para crear espacios de vida mucho más naturales y beneficiosos.
Siguiendo los principios que vamos a enumerar, y que son la base del diseño de la permacultura, esta puede aplicarse tanto en una gran plantación como en un pequeño huerto:
- Observación e interacción con el entorno.
- Captación y almacenaje de la energía.
- Obtención de rendimiento.
- Aplicar medidas de autorregulación y aceptar la retroalimentación.
- Usar y darle valor a los servicios y a los recursos naturales.
- Producir con el menor número posible de desperdicios.
- Diseñar desde el patrón general hasta los detalles.
- Integrar en lugar de segregar.
- Aplicar soluciones lentas y pequeñas.
- Valorar y usar la diversidad.
- Usar los bordes y valorar lo marginal (mejorar el entorno).
- Responder creativamente al cambio (acelerar la sucesión de las plantas).
¿Cómo hacer una huerta ecológica en permacultura?
El proceso se divide en tres etapas: la observación del suelo, la definición de las expectativas y el diseño del espacio de una forma holística e inteligente. Vamos a verlo con más detalle.
Observación del suelo
Como no todos los suelos tienen las mismas características, no todos ellos son aptos para los mismos cultivos, y también influye el clima al que está expuesto el suelo, si es más seco o más húmedo.
Por ejemplo, si tenemos un terreno arenoso con poca capacidad para retener el agua, no conseguiremos buenos resultados si hacemos cultivos o plantamos plantas que requieran de mucha humedad.
También en relación con el suelo, debemos tener en cuenta tanto el tamaño del mismo como su forma, a fin de optimizar la disposición de los cultivos.
Definición de las expectativas
Para ello hay que tener en cuenta qué se desea cultivar, cuál es el presupuesto que se puede destinar a este pequeño huerto y cuánto tiempo a la semana se puede dedicar a trabajar en él.
Diseño holístico e inteligente del espacio
Implica hacer un buen uso del suelo y de la energía. Por ejemplo, aunque sea un suelo que absorbe bien la humedad, si la única fuente de agua está lejos, será más inteligente hacer plantaciones de secano.
Herramientas y técnicas de la permacultura
Cultivos de ayuda mutua
La milpa es una práctica ancestral que consiste en cultivar las plantas de tres en tres para que unas se ayuden a otras. Por ejemplo, el maíz puede servir de tutor a otras plantas gracias a su tallo y, además, aportarles sombra.
Combinar aromas para atraer o repeler
Insectos como las abejas son buenos para los cultivos, pero las hormigas no lo son. Combinando diferentes plantas en el huerto, podemos hacer que este resulte atractivo para aquellos insectos a los que deseamos atraer, y que repelente para otros.
Reutilización de residuos vegetales y animales
El uso de abonos naturales es algo que el ser humano lleva practicando desde que inventó la agricultura. En la actualidad, es sencillo realizar compost con todo tipo de desperdicios y obtener así un abono natural y libre de químicos.
Diversificar
Dentro de cada especie vegetal hay muchas variedades. Plantar varias de ellas juntas permite fomentar la diversidad y hacer que se vuelvan más fuertes y resistentes frente a las plagas.
Teniendo claro la permacultura, qué es y para qué sirve, podemos aplicar sus principios éticos de diseño a cualquier espacio en el que podamos cultivar, sea grande o pequeño, y contribuir así al cuidado del entorno natural.